Relatos cortos de terror. Nº15 "El reencuentro" · El libro más leido

Relatos cortos de terror. Nº15 "El reencuentro"

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(2) 30/12/2014 16:43h

El reencuentro.

“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”.

Javier, recreaba la misma frase una y otra vez  sentado al borde de un precipicio sobre una roca, mientras fijaba su mirada en el rompeolas de Ribadesella.  
La ira y la decepción que le embriagaban le habían llevado a 100 kilómetros de distancia de su casa. Estaba herido de amor.

— ¡Maldita sea! Como ha podido hacerme algo así. —Pensaba en alto. —Conmigo jamás le ha faltado nada, he trabajado noche y día para que tuviera todos los caprichos que ha querido. Incluso cuando se “enamoro” del último modelo de Mercedes descapotable, no paré hasta comprarlo  y ahora que…  Aún me cuesta creer que Eva haya sido capaz de engañarme. Y lo peor de todo es que lo he visto con mis propios ojos, en mi propia casa, en mi salón. Al menos podía haber pensado en nuestro hijo Lucas, solo tiene 5 años. ¿Que voy a hacer? ¿Cómo voy a poder vivir sin ella? Ni siquiera sé cómo respirar sin mi familia. Lo único que tengo claro es que me tengo que distanciar durante un tiempo, necesito pensar en frio.

Javier miro a su alrededor con los ojos empañados en lagrimas, mientras cavilaba en voz baja.

Me alojare en el sucio motel del pueblo hasta que tome una decisión en firme, creo que si regreso a casa ahora, soy capaz matarlo con mis propias manos. 

El tiempo pasaba volando pero Javier no encontraba las fuerzas para enfrentarse a su cruda realidad, la de la decepción. Día tras día rememoraba una y otra vez el fatídico momento en el que descubrió a un hombre rodeando el cuerpo de su mujer en el salón de su casa y como después de un rato ella se apartaba para mirarle, esa mirada fue el detonante, no se podía mirar así si no amabas con locura, conocía esa mirada porque ella se la había dedicado durante mucho tiempo.

Su mundo se había venido abajo, imaginaba a ese hombre tocando a Eva, besando sus hermosos labios rosados, disfrutando de los juegos con su pequeño Lucas; su único hijo.

Javier notaba como la sangre le hervía por momentos pensando que ese extraño arroparía a su pequeño todas las noches, su vida tal y como la había conocido solo era una mentira.

Recogido en la habitación mugrienta de un oscuro motel de mala muerte, compartiendo el baño con los demás y sin tener ni fuerzas para mirarse al espejo. Javier sentía como esa parte noble y bondadosa que creía tener se esfumaba poco a poco para dar paso al odio y la maldad más oscura que crecía por momentos en su mente enferma de celos.

—Seguramente, ahora estarán  riéndose de mí, gastándose todo mi dinero y viviendo la vida que yo he fabricado con tanto esfuerzo. —Se decía a sí mismo.

Pero esa noche no lo soporto más. Vivir en ese estado era un desgarro constante, era morir lentamente. Y tomo la decisión. Mataría al mal nacido que había usurpado su lugar.

Un sudor frio recorría la frente de Javier  mientras observaba la puerta de su hogar. Su mujer se había dado prisa en cambiar la decoración del porche, seguramente aleccionada por el desgraciado que había robado su amor. Ni tan siquiera habían respetado el recuerdo del que tan solo unas semanas antes era su marido.

Metió la mano en el bolsillo de su viejo abrigo el único que le había acompañado durante todo ese tiempo. Y lo palpó, ahí se encontraba el remedio a todos sus males.

El reencuentro. Kelly Mordon.

No lo dudo al verlo,  fue como una revelación, sabía que había llegado el momento de acabar con él intruso cuando observo el gran cuchillo que asomaba bajo la almohada de su compañero de habitación. No le costó quitárselo ni siquiera se despertó cuando lo retiró, estaba demasiado ebrio para enterarse.
Ahora si…, ahora había llegado su momento. La venganza tomaba forma entre sus manos, era tal la furia que sentía que no noto como babeaba sobre la sucia barba que ahora adornaba su cara.

Se acerco a la puerta convencido de lo que iba a hacer y llamo con insistencia.

La voz de un hombre respondió al otro lado.

—Un momento por favor. —Le escucho decir.

Tan solo en unos segundos más tarde Javier materializo su cólera.

El extraño que había abierto la puerta mantenía  la mirada fija en su asesino, en la representación del odio en estado puro, mientras sentía como una cuchilla atravesaba una y otra vez su piel rasgando lentamente su vida sin darle opción a despedirse de ella.

En un abrazo mortal Javier hundió por última vez el arma en el corazón de su rival mientras a duras penas mantenía el equilibrio al resbalar sobre el rojo manantial que manaba de las profundas heridas de su oponente.

Aún jadeando Javier levanto la mirada al escuchar un ruido tras él. Entonces la vio, Eva se encontraba en el quicio de la puerta apoyada contra el marco horrorizada con la escena dantesca de la que era participe y tratando de no desvanecerse ante la imagen más terrorífica de su vida

Entonces Javier asombrado se preguntó. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Dónde ha quedado el dulce rostro de mi mujer? Si, es ella pero… ¿Por qué su cara muestra el paso del tiempo? ¿Cómo es posible que solo en unas semanas el amor de mi vida se haya convertido en una anciana? Javier se miró la mano ensangrentada que aún sostenía el cuchillo y vio su piel ajada por el paso del tiempo, mientras escuchaba  gritar a Eva desesperada.

—Javier, has matado a tu propio hijo.

El inspector de homicidios Sánchez, trataba de contener el dolor de la anciana ofreciéndole su mano en un gesto de apoyo. — ¿Que es lo que ha ocurrido? ¿Cómo es posible que su ex marido acabara de este modo con la vida de su hijo? —Se preguntaba aún impactado por la brutalidad de la agresión.

Eva temblando comenzó a desvelarle el terrible misterio.

—Javier sufría pérdidas de memoria. El último día que lo vi, me encontraba en el salón de la casa con mi hermano pequeño hacía mucho tiempo que no venía a visitarnos ya que residía  fuera. Cuando quise darme cuenta, Javier estaba mirando desde el exterior y antes de que pudiera advertirle de la sorpresa salió corriendo.  Durante treinta años hemos estado buscándole pero jamás dio señales de vida. Lo último que supimos de él es que había estado en el rompeolas de Ribadesella pues dejó abandonado nuestro anillo de boda en una roca, así que nos temimos lo peor. 

¿Sabe una cosa inspector? Lo terrible de todo esto, es que jamás he dejado de amarle y me preocupaba de que su hijo sintiera lo mismo que yo. Aún mantenía la esperanza de que no hubiera sido capaz de acabar con su vida y que de algún modo recuperaría la memoria para regresar a nuestro lado.

 Ahora, solo quiero que la maldita enfermedad que padecía él  se apodere de mí para no tener que recordar este horror. —Dijo Eva mientras veía como un desconocido tapaba el cuerpo de su pobre hijo.

Kelly Mordon autora del libro más leído.

El reencuentro. - (c) - Kelly Mordon

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Comentarios (2)

aurora

11/02/2015 23:36h

increible historia no se de donde sacas tanta imaginacion muy buenas tus historias no dejes nunca de escribirlass espero mas con muchas ansiass

Kelly Mordon

16/06/2015 11:47h

Hola Aurora en primer lugar pedirte disculpas por el retraso en contestar. Quiero darte las gracias por seguir mis relatos en breve subire otro que espero que te guste. La imaginacion es la unica capaz de llegar donde nadie tendria el valor de buscar. Espero tus comentarios un abrazo.

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