Relatos cortos de terror. Nº3 "El destino" · El libro más leido

Relatos cortos de terror. Nº3 "El destino"

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(1) 24/02/2014 16:41h

El destino.

Apenas apreciaba el rosto de la mujer que tenía enfrente. Tan solo, la tenue luz de una vela colocada estratégicamente en el centro de la mesa dejaba entrever los oscuros y siniestros ojos de su acompañante.

El destino. kelly Mordon.

Jhon, había dudado hasta el último momento en acudir a la cita, pero finalmente armándose de valor se presentó puntual. Necesitaba confirmar si su decisión de contraer matrimonio con Mary; su prometida, sería la acertada.
 

Y quien mejor para desvelárselo que la conocida pitonisa del pueblo cercano al suyo.

Conocía a Mary desde la infancia y todos daban por hecho que lo suyo seria para toda la vida. Todos… salvo él.

Antes de acceder a la casa de la anciana, Jhon se había asegurado previamente de esconder su caballo unas cuadras más abajo. Las malas lenguas corrían deprisa y el chisme originado por su visita a una casa extraña, podría extenderse como la pólvora acabando con su buen prestigio.

El sonido de las cartas del tarot deslizándose sobre la mesa, sustrajo a Jhon de sus cavilaciones. Sintió como una gota de sudor resbalaba por su rostro y decidió despojarse del sombrero, para escuchar lo que el destino le tenía predestinado.

La mujer, dispuso cinco cartas boca abajo formando una cruz y comenzó a girarlas una a una. El rostro de la anciana se transformaba con cada movimiento y una mueca de sorpresa y terror se reveló al descubrir la última de ellas. Jhon, escuchó cómo los labios temblorosos de la anciana sentenciaban una única frase.

—Tu destino está escrito, morirás entre las garras de un lobo. —Aseguró la vidente mirándole a los ojos.

Jhon se levantó de inmediato y sin mediar palabra, recogió su sombrero tirando unas monedas sobre la mesa a modo de pago. No estaba dispuesto a escuchar una sola palabra más, definitivamente había sido un error acudir a la adivina, nadie en su sano juicio podría creer una cosa semejante. Si bien, era cierto, que últimamente se habían visto varias manadas de lobos en los páramos. Resultaba del todo improbable que alguno de ellos pudiera acabar con su vida.

Subió a la grupa de su caballo y sujetó con fuerza las riendas del rocín dispuesto a realizar una única parada en el bar antes de regresar al calor de su hogar. Creyó que no le vendrían mal unas cuantas copas para calentar el gaznate, mientras notaba como el frio trataba de abrirse paso entre su ropaje.

—Un tequila bien cargado. —Ordeno al camarero tratando de olvidar las palabras de la vieja. —¿Han tenido últimamente algún problema con los lobos? —preguntó nervioso..

El tabernero que se afanaba en ordenar las botellas tras la barra, se giro hacia él y dispuso ante Jhon un vaso rebosante de alcohol.

—Ahora que lo dice... sí —respondió con desgana. —Últimamente no se habla de otra cosa en el pueblo. Parece ser que una manada anda suelta haciendo de las suyas, están hambrientos y se acercan en busca de ganado. Pero no se preocupe por esos chuchos, amigo. Contamos con el mejor cazador de lobos de todo el estado ¿verdad Tom?

Apostado en una mesa del fondo, un hombre, apuraba los últimos tragos de una botella. Al escuchar su nombre alzo la mirada y se dirigió hacia la barra.

—Eso dicen Phil. —El extraño, fijo su mirada en Jhon.  — ¿Acaso tiene usted algún problema con los animalitos? —preguntó curioso. 

El cazador mostraba un aspecto desaliñado con incipiente barba de días y desprendía un fuerte olor corporal síntoma de no haberse aseado durante mucho tiempo.

Jhon, observó que de su hombro colgaba una escopeta en cuya parte posterior se mostraban varias muescas tratando de revelarle al mundo el número de animales que habían sucumbido ante ella.

—Si... bueno —contestó Jhon avergonzado. —Ha sido simple curiosidad no tiene importancia. —Pero sus manos temblorosas mostraban lo contrario

—Pues no lo parece amigo, más bien diría que está realmente aterrorizado. —Confirmó el extraño sin apartar la mirada de las extremidades de Jhon.

Éste, haciendo caso omiso al comentario se levantó dispuesto a retomar su camino. Ya se había hecho tarde y pese a que sus pesadas piernas no querían responder a la orden de ponerse en marcha, salió dispuesto a enfrentarse a la noche y a su destino.

La oscuridad ya se había adueñado del entorno. Durante el trayecto, su compañero equino se mostraba especialmente nervioso y relinchaba en cada paso que daba.

De pronto, se escucharon unos gruñidos provenientes de unos matorrales que se encontraban a un costado del sendero. Jhon, trató de hacer caso omiso al misterio que se escondía tras ellos y atizo con fuerza el lomo de su caballo.

El animal, respondió de inmediato a la orden y aligero el paso, pero Jhon advirtió, que cuanto más se alejaban del peligro más cerca parecían tenerlo.

—Sooo… bonito. —Indicó al caballo que frenó su trote en seco.

—No pasa nada, tranquilo. —Trataba de calmar al animal acariciando su crin, aunque era consciente de que a quien intentaba serenar era a sí mismo

 El brillo de unos ojos inquietantes le observaban entre la bruma.

No tuvo tiempo de reaccionar cuando un grupo de lobos hambrientos les rodeó. Los animales salivaban sobre el fango dispuestos a atacar. Jhon sintió como el terror se apoderaba de él y  como todos los músculos de su cuerpo se tensaban.

Repentinamente, el galope de un caballo acercándose a toda velocidad le arrancó de su inquietud.  Salido de la nada, el extraño del bar hizo una aparición heroica empuñando con firmeza su escopeta que apuntaba a la manada dispuesto a disparar.

Escuchó un total de diez tiros, el miedo había mantenido sus ojos cerrados durante unos minutos esperando que el cruel destino le arrebatara la vida. Cuando por fin consiguió abrirlos, observó como de los orificios del cañón de la escopeta del cazador aun salía humo.

Tras ella, un hombre seguro de sí mismo gesticulaba gestos vencedores.

Jhon bajó de su caballo y se abalanzó hacia su salvador con lágrimas en los ojos para abrazarle.

—Dios mío… Gracias, muchas gracias. Pensé que iba a ser devorado por esos lobos. —Exclamó  tratando de contener el chorro de impotencia que escapaba de sus ojos.

El extraño, que aun continuaba rodeado por los brazos de Jhon, respondió.

—Tenía que hacerlo.

Jhon percibió de nuevo el fuerte aroma a rancio que había olido unas horas antes en el bar. Solo que esta vez, la pestilencia del cazador se mezclaba con los cuerpos aun calientes de los lobos que desprendían su mismo hedor.

En ese instante, la espalda del extraño crujió  y comenzó a ensancharse, alejando los brazos de Jhon, cuyas manos arrastraban sin querer la ropa del individuó que se hacía jirones trás ellas.

Un gruñido emergió de la garganta del cazador e hizo que Jhon se apartara de él dando varios pasos hacia atrás. Lo que descubrió al hacerlo fue más allá de lo inimaginable.

Tras su héroe,  se escondía una bestia de enormes fauces que lo miraba con los ojos ensangrentados dispuesto a devorarle sin compasión.

—Pero… ¿Porqué? —Preguntó Jhon, clavando las rodillas en el barro mientras dejaba caer a un lado las vestimentas de su verdugo.

—Porque tengo hambre. —Aulló el hombre lobo abalanzándose sobre él para descarnarle.

El susurro de la muerte atravesando las solitarias calles del pueblo, solo fue escuchado por una anciana que colocaba con delicadeza sus cartas del tarot en el interior de un cajón mientras pensaba. “Que le depararía el destino a su próximo cliente”.

Kelly Mordon autora del libro más leído.

El destino. - (c) - Kelly Mordon

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Comentarios (1)

kiara

25/02/2014 22:20h

Un relato de lo mas interesante cada vez me gustan mas las histororias que pones espero poder seguir disfrutando de ellas cada semana enhorabuena

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